28 feb 2012

Cuatro espacios sagrados

Crear grupos y proyectos sólidos, en los que la eficiencia se conjugue con un absoluto cuidado por los procesos y por las personas, no es algo evidente, ni algo que se pueda hacer sin una necesaria preparación. Crear comunidad es un arte que requiere conocer ciertas técnicas y adquirir algunas habilidades. Si en un artículo anterior* hablaba de la Tabla de Elementos Esenciales para crear comunidad, dividida en cuatro cuadrantes (Intención, Comportamiento, Cultura y Estructuras) con sus correspondientes requisitos, aquí me quiero centrar en el tema de las estructuras necesarias que todo grupo debe crear para una buena organización y funcionamiento.
Al crear estas estructuras, y hacerlas visibles para todos, el grupo profundiza en su práctica democrática y previene la aparición de insidiosas estructuras invisibles de opresión que favorecen a ciertas personas en detrimento de otras. Su importancia es tal que deberíamos plantearnos seriamente otorgarles un valor sagrado. Al menos en el sentido de ser espacios que escapan a las relaciones cotidianas y se rigen por un espíritu de servicio hacia un bien superior. De ahí la necesidad de establecer algún ritual para su inicio y cierre que nos recuerde que estamos entrando en un espacio colectivo y que podemos dejar los egos fuera.
A lo largo de varios años como facilitador de grupos he identificado cuatro grandes espacios que deberían estar presente en todo grupo que aspire a convertirse en una auténtica comunidad: 1. la Asamblea, o espacio para la toma de decisiones; 2. el Foro, o espacio para la gestión de emociones; 3. el Taller, o espacio para la indagación colectiva, creativa y artística; y 4. el Círculo, o espacio de celebración y reconocimiento de los éxitos colectivos, espacio que se expresa en el silencio de una meditación compartida, en el canto y el baile de una danza de paz, en el ritual con el que acogemos la luna llena, en el banquete con el que festejamos una fecha importante, o en la alegría de una fiesta o de un acto lúdico. Si en la asamblea prima la mente y la razón, como principal facultad humana para el análisis y el juicio, en el foro prima el corazón, la expresión emocional y el descubrimiento de las fuerzas que actúan a través de nuestros actos inconscientes; mientras que en el taller damos paso a la sabiduría del cuerpo y de la palabra que emerge desde el profundo interior del grupo; y en el círculo compartimos desde la unidad que subyace toda palabra, todo gesto.
Todos estos espacios o estructuras son necesarias para la completa expresión grupal y, por tanto, para facilitar que un grupo alcance sus objetivos. En una cultura como la nuestra, que favorece el discurso racional sobre otras formas de expresión, sólo la asamblea ha alcanzado el reconocimiento necesario que le permite estar presente en todos los grupos y proyectos como espacio para la toma de decisiones. Los otros espacios apenas existen o lo hacen de una manera desvirtuada y ajena a su verdadero propósito (como ocurre con el espacio de celebración, cuando recurrimos a cualquiera de las muchas drogas en venta para ponernos a tono — en lugar de fomentar el sentimiento de unidad e interconexión propios de este espacio, las drogas así tomadas nos llevan a un estado de solipsismo y separación). De esta manera nuestra cultura privilegia una forma de ser, la de la persona hábil en el uso de la palabra y el discurso convincente, en detrimento de otras personas y formas expresivas igualmente valiosas y necesarias. Sin embargo, un grupo que no deja espacio para la expresión emocional está condenado a dejarse arrastrar por fuerzas que ninguna razón individual puede comprender ni detener, generando insatisfacción y probables abusos de poder. Igualmente, un grupo que no deja espacio a la creatividad y la expresión artística por considerarlas una niñería o una pérdida de tiempo, bloquea de esta manera el acceso a una información y conocimiento que sólo pueden surgir más allá de los estrechos límites en los que se mueve el discurso racional. Por último, un grupo que no celebra sus logros y su propia existencia como grupo, y que no reconoce las muchas maneras en que sus miembros contribuyen al bienestar y objetivos grupales, está condenado a la tristeza y a la perdida de cohesión grupal.
Priorizar la asamblea decisoria como único espacio de reunión y de expresión grupal supone automáticamente la marginación de aquellas personas que pueden hacer una gran contribución al grupo, aunque no sea a través de la palabra y el discurso bien articulado. Supone la marginación y exclusión de personas con un gran corazón y capacidad compasiva que podrían actuar como verdaderos élderes en caso de tensión y conflicto. Supone la marginación y exclusión de personas muy creativas, tal vez con ideas locas y para muchos incomprensibles, pero que pueden aportar un granito de verdad que abra puertas en momentos de ofuscación y de falta de caminos. Supone finalmente la marginación y exclusión de personas alegres, divertidas, o tal vez silenciosas e introvertidas, que pueden poner un punto de humor, de diversión, de alegría en nuestras vidas, o tal vez de silencio, de conexión con lo que existe, con la naturaleza y con el ser profundo de las cosas, y traer paz y ecuanimidad cuando el grupo más lo necesita. 
En la actualidad conocemos bien los límites de la razón a la hora de tomar decisiones personales. Afortunadamente mecanismos intuitivo-emocionales que actúan tras el telón de la mente racional nos ayudan a tomar decisiones que la simple razón jamás podría encontrar. Es hora de traspasar este conocimiento a los grupos y proyectos en los que estamos inmersos. En un mundo que se revela cada vez más complejo y lleno de incertidumbre, la capacidad de la razón humana para dar respuesta a los múltiples desafíos que debemos enfrentar es bastante reducida, además de verse negativamente afectada por un campo grupal recorrido por emociones tristes, por fuerzas violentas llenas de frustración y rabia. Si no se presta atención al campo emocional de un grupo, si no utilizamos el foro para ganar conciencia de las fuerzas que nos atraviesan, de los bloqueos que nos impiden avanzar, de nada sirve una asamblea. Nunca será la mejor decisión posible. E incluso, con una buena gestión emocional, el destino del grupo se revelará incierto en muchas ocasiones. Y de nuevo será necesario expandir los límites de la razón, ahora a través de la creatividad, el arte o el juego. Por eso el taller, o espacio de indagación colectiva, resulta un apoyo imprescindible en la toma de decisiones. Permite dar cabida a más voces, especialmente las de aquellas personas que no se terminan de llevar bien con el discurso coherente de la razón, pero que son capaces de ‘ver’ más allá, de conectar con ideas que rompen el marco de razonamiento existente y dan lugar a nuevos caminos o soluciones, aunque a veces estas ideas se expresen a través de una palabra entrecortada que surge directamente del corazón, o de la mano de un pincel que parece tener vida propia. Por último, en el círculo de celebración, en el silencio de la mañana, en el canto y la danza del atardecer, en el ritual del crepúsculo o en la fiesta nocturna, el grupo se reconoce como tal, se capta en su esencia y en su totalidad, y desde ahí una información tan sutil como necesaria se posa suavemente en cada uno de sus miembros.
Cuando en la asamblea siguiente, alguien diga tengo una idea, que sepa que probablemente esa idea se gestó en un círculo de celebración, vio la luz en un taller de descubrimiento, y limpió su carga negativa en un foro de gestión emocional.

* ver Elementos esenciales en este blog

3 comentarios:

  1. Me gusta mucho la idea de limpiar una idea emocionalmente antes de compartirla oficialmente. Tiene que ser una pasada de eficacia cuando un grupo es capaz de trabajar así!

    ResponderEliminar
  2. ufff, muy interesante, pero muy complicado a la vez. Desde hace muy poquito estoy descubriendo la facilitación y para mi es como una caja de pandora de la que salen tantas emociones y tantas "cosas guardadas" que es tremendamente complicado después gestionarlas...pero poquito a poco...Roma no se construyó en un día ;-) un saludo y enhorabuena por tu modo de ver y sentir la vida

    ResponderEliminar
  3. Hola, como organización aplicamos esta herramienta, pero no tenemos la fuente del documento ¿Usted tiene la fuente o información de algún documento que se refiera a este?

    ResponderEliminar